“A mí me enseñaron que la longitud perfecta para una introducción de una noticia era de 24 palabras, aunque cualquier cosa entre 18 y 32 era aceptable”, comienza recordando el autor, que asegura que después de muchos años de trabajo en agencias, tabloides y otros periódicos entendió la importancia de escribir frases “cortas y agudas” con solo una idea. “Si el lector la tiene que leer dos veces para asimilarla, es que hay demasiada información”, explica Burrowes.
El autor recuerda que en sus primeros años como periodista funcionaba el modelo de la pirámide invertida, es decir, escribir la información de forma jerárquica, de tal forma que si el editor tuviera que recortar la pieza por falta de espacio empezase por el final y se perdiese lo menos importante. “Ahora me pregunto si con el periodismo de los muros de pago estamos cogiendo una nueva dirección. Por razones equivocadas, las reglas se están reescribiendo”, asegura.
Burrowes argumenta que en muchos diarios con paywalls el lector únicamente puede leer el titular y los dos primeros párrafos de la información de manera gratuita. Si quiere acceder a más contenido tiene que pagar. “Esa tendencia está provocando que los periodistas ya no vayan directamente a los hechos clave, sino que escriban sus artículos con la única intención de mantener la intriga del lector, para que se interese por la información y pague”, afirma.
El autor apunta un poco más allá: “El modelo de los muros de pago está aquí y en un año o dos se va a enseñar en las escuelas de periodismo de todo el mundo”. Para Burrowes, los peligros son evidentes: “Los diarios ya no ponen al lector en el primer lugar, sino que se le crea una molestia y el lector enseguida se da cuenta de esa. Ya viene sucediendo que se le falta al respeto a menudo con vídeos de reproducción automática y a nuestros usuarios les gusta ser respetados. Por eso, y al final, acabarán yendo siempre a publicaciones que los respetan”.